Es una sesión en la que se experimenta una completa inmersión en la vibración del sonido que produce el gong, y que genera un estado de profunda relajación. Se le llama “Baño de Gong” porque las ondas que producen son envolventes, penetrantes en todo nuestro organismo y consiguen que el sonido “bañe” cada célula de nuestro cuerpo.
El Gong al igual que los cuencos tibetanos aparecen en la edad del Bronce y eran usados como elemento sanador, ya que la curación a través del sonido es una de las formas más antiguas de sanación utilizadas por el ser humano.
Es una perfecta fuente de resonancia que produce múltiples tonos en un espectro continuo de sonido de tonos y vibración.
Todo es vibración y en nuestro interior también. El cerebro funciona con la vibración. Lo primero que recibe la frecuencia y vibración son los líquidos y nosotros somos en un 80% líquidos (sangre, agua, sangre, linfa…).
Mediante la entrega a las frecuencias de un Baño de Gong en vivo se estimula la actividad celular del sistema nervioso, con innumerables efectos terapéuticos: relajación profunda, concentración, calma, recuperación de la energía, alivio del estrés y ansiedad, mejora de la calidad del sueño…
Se recibe tumbado boca arriba. También podrías recibirlo sentado en una silla, pero si puedes tumbarte, la experiencia será mucho mejor. Se aconseja llevar ropa cómoda y descalzarse. Es muy buena idea contar con una mantita o similar para taparte, porque al relajarte y permanecer inmóvil, la temperatura del cuerpo desciende y es posible sentir frío.
Es importante que no vayas a un baño de gong esperando que pase nada concreto, una vez que tu cerebro sintonice con las vibraciones, tu cuerpo hará lo que necesite, relajarse, dormirse, reír o incluso llorar ya que el sonido lo mueve todo, y también mueve y desbloquea emociones.
Pueden utilizarse gongs planetarios, gongs sinfónicos y gongs de sonido de creación. Los gongs sinfónicos (que nada tienen que ver con las acepciones que asociamos a una orquesta sinfónica clásica) producen un perfecto balance de armónicos y resonancias sonoras que se suman unas a otras formando racimos de sonidos que suenan incesantes, ricos, cambiantes, envolventes y que escuchamos con "todo nuestro cuerpo" y a todos los niveles. Los gongs planetarios tienen la peculiaridad de que el maestro artesano que lo fabricó, afinó su nota fundamental en consonancia con la frecuencia orbital de un planeta en concreto, de acuerdo con los cálculos matemáticos de Hans Cousto y las teorías de Pitágoras, Kepler y Titus Bode, y que permiten traducir las frecuencias vibracionales planetarias para que nuestros oídos sean capaces de recibir el regalo sonoro del sistema solar.
Cuando el gong o los cuencos tibetanos suenan no surgen las notas típicas de cualquier instrumento musical. El gong libera el sonido OM o AUM, el sonido del universo. Y cuando el mazo incide sobre su superficie surgen múltiples tonos que se independizan de su nota fundamental y logran llevarnos a un estado de relajación muy profunda. El gongs y los cuencos hacen que las ondas cerebrales pasen de los estados Beta y Alfa (los habituales en fase activa) a los estados Delta y Theta, los estados de relajación profunda, vigilia y sueño.
Es conveniente después de recibir un baño de gong, beber gran cantidad de agua, no sólo después de la sesión, sino durante los siguientes días. La hidratación será muy bien recibida por tus células.